sábado, 17 de marzo de 2018

Viernes 15/03/2018. Volvemos del desierto.

Nos despertamos a las 6h para ver salir el sol. Subimos a una duna cercana. El cielo está nubloso y la mañana és fresca y hace viento. La arena molesta bastante, por suerte llevamos los turbantes y las gafas de sol que nos protegen. El sol empieza a despuntar en el horizonte pero hay mucha bruma y sólo se ve el resplandor que cada vez coge más fuerza. Por momentos se ve la esfera dorada claramente sobre las dunas pero en seguida vuelve a enturbiarse la imagen. No és el amanecer más bonito y claro que he visto, pero no deja de ser un momento mágico y maravilloso. Ángela está encantada, y yo más.
Volvemos a la jaima a recoger el poco equipaje y partimos de regreso. Un paseo de hora y media a pie por la arena del desierto. Cada vez más gris y el viento soplando con más fuerza.
Una vez en el albergue ducha y bufet libre para desayunar, hasta churritos hay y están buenísimos.
Después preparamos las mochilas y dispuestos a partir. Nos despedimos de nuestro guia y le pagamos los 400Dh acordados más 50Dh que le damos de propina por buen guia y por buena persona. Se llama Mustafá y tiene 35 años.
Antes de salir de Merzouga aprovecho para pelarme y afeitarme. El chico serio pero agradable y muy honrado. Me dice el precio y entiendo 100Dh, le doy dos billetes de 50Dh pero me devuelve uno y dice són 50Dh. Le doy las gracias, le doy 20Dh de propina y me hago una foto con él.
Salimos de Merzouga dirección Erfoud en medio de una fuerte tormenta de arena y lluvia. No veo el cruce de la nueva carretera por la que vinimos y vuelvo por la carretera de Risaní, más larga, más estrecha y con más curvas.
Por el camino seguimos recogiendo pasajeros, el último un niño que no tendría más de 10 añitos. Lo llevamos de Risaní a Erfoud.

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