viernes, 1 de abril de 2016

Volver.

Después de varios viajes para acarrear todos los bártulos, a las 10:00h estamos en la parada del bus con todo el equipaje. En 20 min.  pasa el bus que en 15 min. nos deja en la puerta del aeropuerto. Llegamos con tiempo.
A la hora de facturar empiezan los problemas. Hay que volver a pagar las alforjas y la bici de Antonio, ya que como el no viaja no vale la reserva ni el pago efectuado. No estamos de acuerdo y protestamos, pero finalmente nos toca soltar 960dh en metálico para poder facturar el equipaje. Una injustícia que reclamaremos en cuanto estemos de vuelta.
Empezamos a pasar los controles, más rigurosos que de costumbre por los atentados de Bruselas. Una vez en la zona de embarque ya estamos todos mas relajados. Tomamos algo mientras esperamos que anuncien nuestro vuelo que viene con un poco de retraso.
Anuncian el vuelo y rápidamente procedemos a embarcar. Un embarque algo pintoreco, ya que está lloviendo y hay que ir andando hasta el avión. Bueno más que andar la gente corre por la pista en grupos reducidos para no colapsar los accesos al avión. Aún así en las escaleras al avión se provocan colas, con la consecuente retahíla de críticas y quejas de los pasajeros más delicados y acomodados.
El vuelo de vuelta, la llegada, la recogida de equipajes y la vuelta a casa bien, sin incidentes, sin sobresaltos, sin contratiempos, sin sustos. Normal y correcto. Entre la alegría del volver y la nostalgia de lo que se acaba.