lunes, 7 de febrero de 2011

Trans Attlas 2007. Etapa dos. Cerca de Touflhit- Cerca de Uarzazate.

Dia 04/04/07. Etapa dos: 77'5 Km y 6 horas de pedaleo.

La luz llega temprano y nos despierta al amanecer. Hace frio y hay mucha humedad y condensación de agua en el interior de la tienda. Llega la luz temprano pero no llega el calor del sol. Esperamos un poco en la tienda antes de salir pero es pequeña, fria e incomoda, no aguantamos demasiado.
Nos preparamos sin muchos animos, recogemos todo y preparamos las bicis, comemos unas barritas, no hay otra cosa, y nos disponemos a pedalear, salimos dirección Oulite. El sol empieza a calentar y poco a poco vamos recuperando el animo y la ilusión tras esta noche de perros.
Llegamos a Zaid, cuatro chabolas al lado de la carretera pero acondicionadas con sillas y mesas en el exterior, paramos a reponer fuerzas. Tras un te a la menta, una "omelete" (pensabamos que seria tortilla, pero eran huevos revueltos), mucho pan y algunas madalenas, nos sentimos mucho mejor, ya no nos parece tan dura la noche pasada y nos reimos de lo mal que lo pasamos.

Emprendemos de nuevo el viaje mucho más animados, y un poco más adelante paramos a lavarnos un poco en un rio cuyas aguas bajan heladas. Nos ponemos crema en las quemaduras del dia anterior y "palante".
Seguimos subiendo y pedaleando unas horas más y llegamos a Taddert. Es una calle llena de bares, restaurantes y tiendas a ambos lados de la carretera. Es parada obligada de autobuses y todo tipo de vehiculos que circulan por esta carretera.
Justo al llegar un paisano que habla algo de español nos saluda y nos recomienda un sitio donde comer, aceptamos la recomendación y realmente comemos como dioses. Sentados al sol en una pequeña terracita en la parte trasera del bar nos metemos entre pecho y espalda un Tagin de verduras y carne, unas brochetas (pinchitos), mucho pan mojao en la salsita y un par de refrescos. Tras el festín un par de tes a la menta, unas pastitas de la zona y un cigarrito, esto si que es vida. Disfrutamos el momento conversando con el parroquiano que nos recomendó el sitio y lo invitamos a un te con pastas. Nos cuenta que tiene una tienda en frente y nos invita a visitarla, antes de partir pasamos a verla y compramos un recuerdo, una cruz Berebere de plata vieja de las montañas.

Salimos de Taddert felices, descansados y preparados para lo que sea, o eso pensamos.
Subimos, subimos, subimos y seguimos subiendo, descansamos y seguimos subiendo y esto no acaba nunca.
La carretera es estrecha y no demasiado bien asfaltada; Sube vertiginosamente hacia la cumbre serpenteando sin parar y retorciendose interminablemente hasta desaparecer de la vista, descansamos y seguimos subiendo. A lo largo de la carretera hay muchos puestecillos de piedras, geodas y fosiles. Y gran cantidad de niños que te ofrecen estos productos, pero sólo nos faltaba eso cargarnos con unas cuantas piedras para pasearlas por estas montañas. Seguimos subiendo.

Despues de subir mucho, pero mucho, por fin llegamos al " col du Tichka " de 2260 m. "ojú que pechá, pero pechá". En la cima un par de bares, un par de puestecillos de piedras y poco más, ademas hace aire y las vistas desde aquí no son las más bonitas. Pero bueno ahora cuesta abajo y sin pedalear........y un huevo hacia un aire que te tiraba de la bici, así que a pedalear para poder bajar y con cuidadito.

Por fin descendemos lo suficiente para que el aire no nos moleste y nos permita bajar comodamente y sin mucho esfuerzo hasta Oulite, donde pensabamos pasar la noche. Pero cuando llegamos ni rastro de hoteles, pensiones, ni nada para dormir. Preguntamos y nos confirman que en el pueblo no hay donde pasar la noche, pero que a unos 12 Km más adelante hay un hotelito, y partimos hacia él. La bajada ya se ha acabado y la carretera ahora es más bien plana, los doce quilometros acaban convirtiendose en 16 y se hacen larguisimos.
Por fin llegamos al hotel. Un lugar precioso, limpio y muy acogedor. Nos dice que 770 Dh la habitación doble con baño interior y media pensión, es carisimo pero no tenemos intención de repetir la noche pasada y decidimos quedarnos. Realmente el sitio es encantador, nos duchamos, nos arreglamos y a cenar. El comedor como el resto del hotel es muy acogedor y está lleno de turistas. Nos acomodamos en una mesa que compartimos con una pareja de ingleses y nos comemos el mejor Cuscus que hemos probado nunca (lastima de vino) mientras suena Camarón en el equipo de música. ¿ Qué más se puede pedir?. Despues el te correspondiente, un rato de charla y a la piltra a dormir en la gloria. Vaya diferencia de dia.

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