lunes, 7 de marzo de 2011

Trans Attlas 2009. El retorno.

Aunque ya había hecho algunas rutas en bicicleta: el típico Camino de Santiago y algunas etapas de la Transpirenaica, el viaje a Marruecos del 2007 fue la gran aventura de mi vida y tan sólo cambiaría dos cosa: llevar una cámara de vídeo para inmortalizar los momentos inolvidables que vivimos y una buena tienda de campaña para poder disfrutar cómodamente de las noches de acampada.
El 2008 pasó y la idea de repetir la experiencia del año anterior aún no anidaba en nuestro interior, nos bastaba con recodar lo vivido y hacer planes para una posible ruta por el Tibet dentro de seis años, cuando vuelva a hacer el turno de noche. Pero al año siguiente ni el recuerdo de lo vivido ni la ilusión lejana eran suficiente para calmar nuestra sed de Marruecos, de volver al Attlas. Basto una mirada, una insinuación, un simple comentario sentados en la barra del "Club Social Las Cañas" para saber que este año volveríamos.

Mientras organizábamos el nuevo viaje Salva, un conocido del pueblo nos pidió que lo dejaramos acompañarnos en esta nueva aventura. Decidimos dejar que Salva nos acompañara y entre los tres acabamos de organizarlo todo para "El Retorno", la nueva aventura.

30/03/09 Barcelona-Marrakech.



Ya estamos en Marrakech y empieza una nueva aventura. En el aeropuerto los taxistas no quieren llevarnos, dicen que son necesarios dos taxis. Finalmente uno accede, tras discutir con el resto, a llevarnos él sólo por 250 Dh, que después de convierten en 300 Dh con el equipaje, para acabar pidiéndonos 330 Dh por no pagarle en Euros. Me niego, no es por los 30 Dh, que me la sudan, es por el morro, si decimos 30 son 30 y punto se ponga como se ponga. Pero la situación no era la más adecuada para discutir: de noche, en un callejón de mala muerte, rodeados de indigentes algunos borrachos y cargados hasta los topes de bultos y cajas con bicicletas. Yo no le daba ni un Dh más, pero finalmente Simón y Salva le dan los 3 Euros de más al taxista, seguramente era lo mejor. Cogemos los bultos como podemos, atravesamos el callejón buscando la entrada al hotel que a primera vista parece mucho más cutre de lo que en realidad es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario