martes, 13 de noviembre de 2012

MARRUECOS V. Ruta suicida 4.

En marcha. Ponemos el molinillo y empezamos a subir y subir y subir y subir .........................
Francisco, cansado, está algo desanimado y Antonio lo anima sobremanera, excesivamente optimista diría yo. Vamos haciendo paradas pero la subida es interminable. Francisco hace un rato que optó por subir andando empujando la bici y la verdad es que no va más lento que el resto, la subida es despiadada y el molinillo acaba agotando. A punto de anochecer se divisa lo que parece el final de la subida, por lo menos eso les parece al resto. Yo hace rato que miro unas antenas que hay muchísimo más alto y mi experiencia por estos lares me dice que siempre acabamos pasando por las antenas. Deseoso de equivocarme decido bajar de la bici y andar un rato, si hay que pasar por las antenas necesitaré todas las fuerzas y más. Me acerco a Francisco y lo pongo un poco alerta: " Que ojalá la subida acabe ahí, pero que por si un casual no acabara, si tuviéramos que pasar por aquellas antenas, pues se pasa, poco a poco pero llegaremos, no hay prisa". Antonio y Jordi cegados por la esperanza de llegar al final aceleran el paso en la bici. Al llegar, el desengaño, la decepción, la frustración y el abatimiento. Hay que pasar por las antenas.
Nos coge la noche y seguimos subiendo. Subimos, subimos y subimos. Caminando, en silencio, a oscuras. Por fin un soplo de aire frío nos indica que llegamos a la cumbre. Y tras la alegría de llegar el azote de un viento helado que nos impide descansar y abrigarnos adecuadamente obligándonos a emprender rapidamente el descenso sin  encontrar mas que dos frontales.


Casi a oscuras y mal abrigados empezamos a descender lo que esperamos sea una carretera en buen estado, todo de bajada, sin ningún contratiempo y que nos lleve a Agoudal.
Llega un momento que el frío es insoportable y tenemos que parar un rato a calentarnos las manos y el cuerpo. Nos quitamos los guantes, nos frotamos las manos, nos golpeamos...todo vale para entrar en calor. El silencio es absoluto y la oscuridad total. No sabemos cuanto falta ni que encontraremos y el frío es insoportable. Pasamos verdaderos momentos de angustia y miedo. Antonio tiene un pequeño momento de dificultad que conseguimos superar con el apoyo de todos. Tenemos que seguir ya. Cualquier contratiempo supondría un verdadero drama en estas circunstancias. Necesitamos una esperanza y empiezo a mentir sobre lo poco que falta, sobre lo cerca que esta el pueblo, sobre un supuesto albergue justo a la entrada, sobre que es normal que no se vea ninguna luz en la distancia, sobre cualquier cosa que pueda reconfortar a mis compañeros.....todo es mentira es la primera vez que paso por esta carretera y aunque si que estuve en un albergue en Agoudal hace un par de años, ni si quiera se donde está situado, ni si seguirá abierto.
Por suerte el albergue aparece de repente, como por arte de magia, justo donde yo había dicho. Lo hemos conseguido. son las 21:00 h y por fin estamos a salvo, lo hemos conseguido.

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