Estamos muy alto y la noche es fría, muy fría. Nos abrigamos bien y salimos a contemplar el firmamento. Es un momento sobrecogedor, silencio absoluto, oscuridad total, frío punzante y un manto infinito de estrellas sobre nuestras cabezas...que más se puede pedir.
La sopa no demasiado buena, está caliente y reconforta. El tagín no está mal, algo escaso de carne, por supuesto, pero no está mal. Tras la cena un te, un cigarro, charlamos un rato, reímos un rato, unas fotos y bien abrigados a dormir. El albergue será un cuchitril, pero por lo menos dormimos calentitos y bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario