miércoles, 22 de febrero de 2012

El paso del Dades al Todra. 3ª parte.

Seguimos adelante. El camino difícil y peligroso en muchos tramos es una dura prueba para nuestras bicicletas. Un poco más adelante una de ellas empieza a resentirse. Salva comenta que su bici hace un extraño ruido y al examinarla comprobamos que  tiene cinco radios rotos en la rueda trasera. La reparación no será fácil ni rápida y aprovechamos para comer. En una pequeña cueva, refugio de pastores, que habilmente a descubierto nuestro guia Simón. Nos acomodamos y mientras ellos preparan la comida (una sopita y algunas latas de conserva) yo intento solucionar el estropicio, lo que no resulta fácil, pues sólo contamos con dos radios de repuesto. Quitamos dos radios de la rueda delantera y los colocamos en la trasera junto a los dos de repuesto y de esta manera la bici puede más o menos circular y con un poco de suerte podemos salir de este desfiladero y llegar al valle del Todra donde la pista esta en mejor estado.
Tras la reparación y la comida nos ponemos en marcha. Salva empieza a tirar mientras nosotros acabamos de recoger. La precaria situación de sus ruedas lo obliga a circular despacio y con mucho cuidado, un par de radios rotos más y tendría que atravesar el desfiladero andando.

Por fin salimos del desfiladero y empieza el descenso hasta Tamtattouchte. Pero lo que se presumía como una rápida y relajada bajada hasta el pueblo, se acaba convirtiendo en un calvario lento y agotador. El viento sopla con fuerza frenando nuestro avance. Por fin cruzamos el pueblo y tomamos la carretera de Tineghir, por la que descenderemos a lo largo de varios km atravesando las imponentes gargantas del Todra. Por desgracia el viento sigue soplando con fuerza en nuestra contra, lo que nos obliga a pedalear constante y duramente para poder descender.

Llegamos por fin al complejo turístico del Todra, centro neurálgico de las gargantas, donde se  condensa la mayor parte del turismo y por supuesto una gran cantidad de tiendecillas y tenderetes de souvenirs. Verdaderamente el lugar es espectacular y el hotel situado bajo una de las paredes perpendiculares de la garganta resulta encantador si no fuera por que está infectado hasta los topes por turistas.
La bici de Salva a aguantado bastante bien, pero las ruedas están bastante descentradas y necesitan urgentemente una reparación. Salva decide coger un taxi hasta Tinerghir y que lo lleve a un mecánico. Quedamos pues en el hotel de hace un par de años y Simón y yo seguimos hasta Tineghir. Un refresco antes de llegar y unas fotos del gran palmeral al atardecer, y por fin llegamos al hotel, donde nos espera Salva con las ruedas arregladas y listas para seguir adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario