martes, 24 de enero de 2012

Remontando el Dades, otra vez. 3ª parte.

Tras una corta aunque obligatoria parada en el interior de las Gargantas, para contemplar con humildad la insignificancia y la fugacidad de la vida humana ante el glorioso y desgarrador espectáculo geológico creado por el eónico e imperturbable devenir del tiempo.


Proseguimos nuestro camino, refresca bastante e incluso caen algunas gotas. Un lento y continuo ascenso nos llevará hasta el pueblo, que en su día bautizamos: " de la poca vergüenza", creo que por el comportamiento poco hospitalario de algunos chiquillos aburridos. A unos cientos de metros del pueblo paramos a reponer fuerzas, ahora empieza una difícil subida que volverá a remontarnos de nuevo a lo más alto de las gargantas. Una vez más las vistas son espectaculares.


Ahora sólo nos queda volver a descender hasta Msemerir. Llegamos temprano y decidimos probar suerte en otro hotel, el tercero , pero no está en la carretera y tenemos que desplazarnos hasta otra parte del pueblo. Total que no tenemos el cuerpo para farolillos y decidimos quedarnos en el hotel de los últimos dos años. Muy sucio, viejo y deteriorado pero espacioso, con agua caliente y se come bastante bien.
¿Que más se puede pedir?

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